Habían pasado quince años y de vez en cuando tenía curiosidad.
Quería ver la evolución lógica del tiempo.
Tuvo la oportunidad una tarde.
Como recordaba el
nombre, lo introdujo en el buscador de una famosa red social y en un segundo,
una foto, le ponía frente a su duda inconstante.
Allí estaba.
Un elemento de vanguardia, le devolvía al pasado.
Se preguntaba como
hubiese sido su vida y sus días. Su momento.
Fue tan solo un
minuto, pero fue lo suficiente para pensar en su vida y en su yo.
Curioseo para ver si
podía indagar pero no hubo manera.
La mujer inteligente que fue, se demostraba ahora.
Entonces, dio por concluida su tarea.
Cerró el portátil,
tomó un folio y se propuso escribir unos versos
Tomó manos a la obra y le puso su título: Agua pasada no mueve molino
No hay comentarios:
Publicar un comentario